La pregunta que todo adolescente se hace cuando está cursando su último año del nivel secundario es: qué carrera seguir?.
Muchos son los conflictos que se cruzan ante la posible respuesta; algunos relacionados con la propia etapa evolutiva, dado que lo más frecuente es que el joven no tenga una idea clara acerca del futuro; otros tienen que ver con la multiplicidad de intereses, o por el contrario con la ausencia de éstos, se suman a estos conflictos los adultos y la presión, que sin darse cuenta, ejercen sobre el joven, también están aquellos ligados al contexto, las posibilidades, la salida laboral, el querer combinar lo que le gusta con lo económico, es decir, como vemos no solo se trata de intereses y habilidades.
¿Qué hacer entonces? ¿Cuál es la mejor manera de acompañar a los jóvenes en esta decisión? ¿Cómo ayudarlos sin transmitirles nuestros temores, deseos e intereses?
Bien en este punto es importante tener algunos puntos presentes:
- No existen tests mágicos que nos digan: …vos tenes que estudiar esto, perdón por la crudeza pero eso es una fantasía.
- Elegir qué estudiar debe ser una construcción en la cual el joven debe tener un rol protagónico y activo.
- Se requiere de un proceso de reflexión conjunta y de revisión de todas las opciones, evaluando en cada caso los pro y los contra.
- Los adultos deben acompañarlo de la manera más saludable y aceptando que la mejor decisión va a ser aquella que pueda contemplar todas las alternativas posibles, donde el lugar más importante lo ocupa el joven.
- Es recomendable recurrir al asesoramiento de un profesional específico en el tema.
2015 – Versión actualizada del artículo publicado en: Revista Colegio 2003 “Las mejores propuestas Educativas”. Nª 04. Córdoba E. – Arroqui S. – Atralla M. (2003) Investigación Educativa: La Orientación Vocacional desde una perspectiva integradora – Buenos Aires – Revista Colegio 2003 – Pp. 24