Cada sociedad construye su propia concepción acerca de lo que significan “las edades del hombre” y dentro de ellas “la vejez”.
La edad, de esta manera, define en el diagrama social, las modalidades en que se otorgan y ofrecen posibilidades de trabajo, acceso o no a la sexualidad, usos de poder y saber, etc.
Según S. De Beauvoir, “… la vejez roza un real que es la enfermedad y la muerte, el cual, se significa de muy diversas maneras en cada cultura”. Algunos autores toman este concepto poniendo el acento en los dos grandes fantasmas: la enfermedad y la muerte, temores naturales, que dominan la escena del hombre acerca de la vejez provocando un rechazo a esta etapa evolutiva.
Según refiere la citada autora: “Si la vejez se convierte en la “antesala de la muerte” la actitud inmediata es negarla y proyectar en ella lo negativo. De este modo la persona intenta aparentemente protegerse y dejar lo temido afuera.
La aceptación de la finitud es un logro del yo, tarea emocional que asemeja a lo que realiza el hombre ante situaciones de pérdida que ocurren a lo largo de su vida.
Freud estudió la tarea que la psiquis se impone frente a las relaciones de objeto que no son permanentes. La aceptación emocional e intelectual que no somos permanentes y que el “Yo” es finito en el tiempo, es muy difícil de aceptar y tolerar para el hombre.
Kohut entiende que la posibilidad de no temer a la muerte se debe a la transformación del narcisismo, y sostiene que la posibilidad de elaboración de este aspecto, por parte del hombre, es una posibilidad a la cual acceden pocas personas.
Los ideales son propios de la juventud, el humor se termina de alcanzar con la Adultez y la aceptación de la muerte durante la vejez, lo cual surge como un logro de esta etapa de la vida.
Polmore conceptualiza sobre “Viejismo” y lo describe como el proceso negativo contra la gente mayor por el sólo hecho de ser viejo. Menciona que este concepto es un prejuicio que tiene dos aspectos, los estereotipos y las actitudes. Estos estereotipos son más cognitivos y tienden a categorizar proporcionado una economía de esfuerzo, dado que cualquier sujeto que pertenece a determinada categoría no es necesario de ser conocido.
En este caso podríamos decir que los viejos son… y de esta manera no tengo que esforzarme en conocer a ese o aquel viejo.
Los estereotipos pueden ser negativos o positivos, por ejemplo en el primer caso “los viejos son impotentes, débiles, etc.” Y en el segundo caso “todos los viejos son buenos, sabios, etc.,” los estereotipos toman toda la categoría y no permiten ninguna diferenciación o información que vaya en contra de la misma.
De la misma manera funcionan consideraciones relacionadas con la salud, la fortaleza, la sexualidad, la creatividad, el trabajo y el conocimiento.
Las personas mayores deben transitar por muchas situaciones enfrentando los prejuicios y los estereotipos acerca de: qué puede, qué debe y qué corresponde a esta etapa de la vida.
- Se recomienda tener presente las consideraciones que anteriormente expresamos, dado que influyen en las posibilidades que las personas mayores creen que tienen y las que realmente tienen.
- La sociedad contemporánea facilita muy poco el desarrollo pleno de esta etapa y obstaculiza los accesos a mejorar la calidad de vida en este tiempo.
- Socialmente se acepta con simpatía la idea del “abuelo” o “abuela”, acompañada de atribuciones tales como: que pocas cosas puede hacer, no siendo posible imaginarse a estas personas añosas en situaciones donde aparezcan protagonistas, por ejemplo una nueva ocupación, un nuevo trabajo, un nuevo proyecto, una historia de amor, el ejercicio de la sexualidad, etc.
- Compleja es la realidad, múltiples los prejuicios y mucho es lo que hay que hacer para aprender, crecer y vivir esta etapa de nuestra vida con toda la plenitud posible.